Hace unos meses, me encontraba escribiendo un correo a algunos amigos con el objetivo de invitarlos a leer La Ola 4, de Richard Poe. Buscaba compartírselos aún a sabiendas de que muchos de ellos no tienen ningún interés en las Redes de Mercadeo, debido a que el análisis que el libro plantea de la sociedad actual y los cambios que ésta experimenta, me pareció interesante, visionario y sobre todo, acertado.
Mi idea era transmitirles en un par de líneas, mis ideas del impacto social positivo que está trayendo el Network Marketing en la actualidad, y cómo dicho impacto crecerá en un futuro no muy lejano.
Ese “par de líneas” se convirtió en el texto que a continuación les comparto tal y como lo envié. Aunque algunos lo han calificado de “muy denso”, considero que a algunos les ha quitado la idea de que el mundo del Mercadeo por Redes es algo frívolo y superficial. Creo firmemente, que, como afirma Robert Kiyosaki, el negocio de las Redes de Mercadeo es un negocio con sentimientos en el cuál debes tener deseos de ayudarte a ti y sobre todo a los demás.
Espero que les agrade y les sirva para la reflexión.
Lalo
¡Hola a todos!
Quiero compartir con ustedes (mis amigos a quienes considero que más les gira la rueda) un libro que encontré recientemente en la red. Resultará obvio que me fue recomendado para Networkers y de hecho está dirigido a ésta industria, sin embargo habla mucho de los cambios económicos que vivimos actualmente.
Considero que la información es muy fiable pues se basa en datos obtenidos en base a una extensa investigación con fuentes como Fortune 500, New York Times y Paul Zane Pilzer, entre otros.
Es muy probable que algunos de ustedes no hayan escuchado hablar de éste último, en cuyo caso les recomiendo ampliamente buscar información al respecto, y si están en posibilidades conseguir su libro The next trillion (El próximo Trillón) y God wants you to be Rich (Dios quiere que seas rico).
A pesar de ser la eminencia que es, no es reconocido en nuestro país debido a que basamos nuestra información económica y financiera en los medios masivos de comunicación. Escuchamos a gente que se dice ser muy reconocida en el campo de la economía; sin embargo, si son tan doctos en éste tópico, no me explico qué es lo que hacen alarmando a todo el mundo en vez de estar cuidando empresas propias y trayendo soluciones en vez de maximizar problemas.
¿Quién nos está instruyendo? Aquellos han estudiado en un sistema escolarizado, seguramente se habrán encontrado con situaciones como la que un amigo me comentaba hace poco: “Me daba clases de contabilidad un contador que jamás había ejercido y de administración una persona que jamás había manejado una empresa, y mucho menos poseído una”.
Sin embargo, hay quien sigue considerando no sólo que el empleo es una buena opción, sino que es la única. Algunos incluso consideran idóneo copiar el sistema de nuestro decadente vecino del norte, cuyos empleados-inversionistas (buenos en lo primero, totalmente ignorantes en lo segundo) han provocado desde el crak de 1929, hasta la reciente crisis inmobiliaria. ¡Una crisis inmobiliaria! Démonos cuenta de hasta qué punto tuvimos que llegar para comenzar apenas a intuir que las reglas del dinero han evolucionado como todo lo hace.
Tenemos que tener cuidado con lo que escuchamos y ser más analíticos; pero en la era de la información, surgida con la muerte de la era Industrial, cerrarte ante nuevas ideas equivale al suicidio. “NO MAN IS YOUR FRIEND, NO MAN IS YOUR FOE, BUT EVERY MAN IS YOUR TEACHER.”- Nadie es tu amigo, nadie es tu oponente, pero todo hombre es tu maestro.
No niego la existencia de la crisis; es más, pueden consultar con cualquier persona nacida a principios del siglo pasado, y verán que SIEMPRE (al menos desde el nacimiento de la era Industrial) se ha hablado de crisis.
El problema es ¿Qué hacemos ante la crisis? y ¿A quién escuchamos? Albert Einstein consideraba la crisis en general como lo mejor que podía pasarle a una persona o a una nación, pues ante ella, la creatividad surgía como en ningún otro momento, brindando soluciones incluso para problemas que habían quedado cubiertos con un manto de resignación.
No estoy hablando de un cambio de sistema social y considero que la historia ha demostrado que un cambio repentino no es viable en las condiciones que vivimos; sin embargo hay un cambio que ya se está dando, y que como plantea Stuart L. Hart está ocurriendo con herramientas que tenemos más a la mano de lo que pensábamos: el capitalismo combatiendo al mismo capitalismo en sus aspectos negativos, llevándonos a tomar en cuenta a los 4 mil millones de personas de bajos ingresos en el mercado, ganando de ésta forma ambas partes y haciendo de algunas actividades económicas, acciones más sustentables.
Durante un coloquio de la ciudad de las ideas, Steven Pinker, psicólogo egresado de Harvard planteó algunos datos estadísticos que podrían contradecir la idea que tenemos del mundo actual.
Tomando al Reino Unido –y argumentando un patrón similar en la mayoría de países occidentales-, demostró que desde el año 1200 hasta la fecha, los asesinatos han disminuido de 25 por cada 100,000 personas, hasta 1 por cada 100,000 personas al año.
Recalcó además, que desde el fin de la Guerra Fría, especialmente después del año 2000 hay muchos menos muertos en las guerras, que cada vez son de menor duración y en las cuales cada vez participan menos potencias.
La idea de que ésta época es mucho más violenta que antaño, se da debido a la acción de los medios masivos de comunicación y su idea de que “la sangre vende”, lo cuál nos lleva, según Pinker, a considerar cada hecho violento que vemos en televisión o leemos en los periódicos, más probable que otros. Es decir que mientras más vemos algo (aunque sea sólo en imágenes), lo consideramos más probable.
Y si entráramos un poco en cuestiones metafísicas, el considerar algo más probable y verlo muy seguido, nos llevará a dedicarle mucha energía y atraerlo hacia nuestras vidas.
Para finalizar, Pink nos invita a cuestionarnos respecto a nuestra percepción de la realidad y las acciones que podemos tomar. Es posible que en vez de preguntarnos “¿Qué estamos haciendo mal?” para dejar de hacerlo, debamos preguntarnos “¿Qué es lo que estamos haciendo bien?” para seguir llevándolo a la práctica. Pienso que es algo digno de reflexionarse y que nos puede llevar a cambiar la percepción que tenemos de nuestro mundo y de los cambios que vivimos.
J. Eduardo Izquierdo Echevarría
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